domingo, 2 de marzo de 2008

Jaque al alzheimer: Una jugada para la memoria



Nuevos avances de la ciencia señalan los beneficios de la práctica del milenario juego y su rol en la lucha contra la enfermedad descubierta en 1906; no se conocen ajedrecistas que hayan padecido ese mal

 
 



Acaso desde su origen, remoto e incierto, el juego de ajedrez ha sido un factor de estudio, análisis y comentarios sobre las virtudes de su práctica; también padeció persecuciones y prohibiciones por parte de la Iglesia Católica y de gobiernos chinos, iraníes y afganos por su poder de persuasión en las mentes de sus fieles.
En sus casi cinco siglos de historia documentada, el ajedrez ha sido tipificado desde un mero entretenimiento o pasatiempo con alto contenido táctico y estratégico bélico o juego ciencia, hasta una herramienta pedagógica de primer orden en la formación de los individuos. Una partida de ajedrez constituye por sí sola un ejercicio en el que, a cada instante, el cálculo, la visualización, la intuición, los razonamientos abstracto y concreto, la velocidad de procesamiento y la organización de una amplia gama de información y toma de decisiones lo convierten en un entrenamiento mental por antonomasia. Diferentes ciencias se encuentran abocadas a la tarea de descifrar el elaborado proceso mental de sus jugadores.

Ya no quedan dudas de que el ajedrez es una de las más interesantes creaciones del ingenio humano, cuya práctica facilita el desarrollo de varias facultades mentales.

Sin embargo, con el amanecer del siglo XXI, nuevos avances de la ciencia médica permitan, acaso, demostrar uno de los descubrimientos más importantes en la historia del ajedrez: su utilidad en la prevención del mal de Alzheimer. La tesis consiste en determinar si la práctica del ajedrez resulta capaz de entrenar a nuestro cerebro para protegerlo de las enfermedades degenerativas.

Hace algunas semanas, Francisco Benkö (ver aparte), de 97 años, el ajedrecista en actividad más longevo del país y uno de los excepcionales casos en el mundo, anunció su participación en el tradicional Torneo Internacional Ciudad de Mar del Plata, que se realizará entre el 15 y el 22 del actual. Consultado por el interés en formar parte de la competencia, Benkö señaló: "Lo hago en agradecimiento al ajedrez en mi larga vida, y como propaganda para todo el mundo del excelente beneficio de su práctica como antídoto contra el mal de Alzheimer".

Tal vez sea algo presuroso señalar al ajedrez como un "antídoto" de una enfermedad descubierta en 1906 por los doctores alemanes Alois Alzheimer y Emil Kraepelin, cuyas consecuencias padecen hoy 400.000 argentinos. Sin embargo, existen algunos indicios sobre los beneficios de su práctica.

En charla con LA NACION, el Dr. Facundo Manes (ver recuadro), director de Ineco, Instituto de Neurociencia de la Fundación Favaloro, señaló: "Al momento, no estamos seguros de las causas que conducen a la enfermedad de Alzheimer. Esto significa que es difícil estar seguros de qué se puede hacer para prevenirla. Sin embargo, un gran número de investigaciones sostienen que la ejercitación mental, como lo es el ajedrez, puede ayudar a reducir el decaimiento de las funciones intelectuales en personas normales". Y agregó: "El ajedrez es, sin dudas, una maravillosa forma de desafiar a nuestro cerebro, que en su juventud se enfrenta con constantes situaciones de cambio y desafío. Con el transcurso del tiempo, tendemos a restringir nuestras actividades hacia aquellas situaciones que conocemos y con las cuales nos sentimos cómodos. De esta manera, el cerebro se encuentra menos estimulado, lo que limita su óptimo funcionamiento. El ajedrez fomenta situaciones novedosas y es muy bueno para proteger nuestro cerebro. Aunque no es el único, el ajedrez es un factor de prevención del deterioro cognitivo".

En tanto, en España, la neuropsicóloga, Dra. Isabel de la Fuente ha comenzado con diversos trabajos en pacientes, usuarios de cuatro centros especializados de atención a mayores (CEAM): los de Torrente, Jorge Juan, Islas Canarias y del Cabañal de Valencia. A ellos se les incluyó la enseñanza del ajedrez en sus terapias y los resultados alentadores alcanzados aún son prueba de nuevos y mayores estudios.

Asimismo, el periodista Leontxo García (redactor del diario El País y ex director de la revista especializada Jaque ), con casi cuatro décadas vinculadas con este juego, señaló que en su vasta experiencia no ha conocido a ningún ajedrecista que sufra Alzheimer. En la Argentina, si bien la consulta abarcó a un par de decenas de aficionados y maestros, el resultado ha sido idéntico. El indicio resulta, al menos, interesante y coincidente con las apreciaciones y resultados de estudios profesionales.

La ciencia y el ajedrez se entrelazan en una nueva aventura. El tiempo revelará el veredicto implacable. Acaso se trate de una nueva jugada para la memoria. Trascendente.

76 son los años del suizo Víktor Korchnoi, el gran maestro con mayor edad que aún participa en la alta competencia; el argentino Oscar Panno tiene 72.

84 era la edad del gran maestro Miguel Najdorf cuando participó por última vez en una prueba internacional: el abierto Ciudad de Mar del Plata, en 1994. .
Por Carlos A. Ilardo